Continuación del Post anterior.
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"4 Septiembre de 2006". Queretaro, México.A un año del asesinato de Octavio, me sorprenden las fuerzas con las que escribo y respiro en este momento. Vaya que las excusas absurdas funcionan, ya lo he comprobado, pero jamás querré aplicarlas; tirar la toalla no es algo que el admirable Octavio me haya enseñado.
Sólo dos contra millones, todo en contra, todo desorientado. Nuestra propia comunidad es culpable del fracaso que no debimos tener y a pesar de ello sé, que pasados los años, se alimentarán de los derechos que las entrañas de Octavio cimentaron, a costa de la sangre que brotó de ellas.
Sí, fueron seis apuñaladas las que ensangrentaron el piso de la equidad; la excusa fue un crimen conyugal de una relación inexistente, el asesino sigue en libertad. "Libertad", el derecho que siempre nos han negado, se lo otorgaron a un homicida. Nuestro pueblo tolera el asesinato de un hombre y se le premia por ello, pero matar las ideologías retrogradas que ensangrientan a diario nuestro sistema, jamás se tolerará.
"No al crecimiento, no a la hermandad" ese debería ser el lema de nuestra ciudad.
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